miércoles, 3 de mayo de 2017

Videopoema La piel de la palabra





Abandono las pausas, el silencio.
Como un arroyo sin cauce
corro de sobresalto en sobresalto,
me deslizo, enorme, desigual, liviana,
respiro como intentando diluirme
en la profundidad del aire.
Mi cuerpo y mi sonrisa
se acomodan su vestido de agua,
son gaviotas flotando el cielo.
La vida se arranca un pétalo para mí,
algo quiere decirme.
Y en mi mano, una caricia desolada
encuentra otra mano.
Profunda, libre,
mirándome y mirándose.
Porque el amor nos sigue como pájaros,
nos tienta
como una puerta abierta,
que cincela el silencio hasta el sonido.
La búsqueda era desde el comienzo,
porque estar vivo
es mirarse en las preguntas
animarse,
y brotar aún sin las respuestas.


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