Mi voz es una eterna noche prenguntandose...
y aunque le haya escondido las siete letras que forman tu nombre;
siete veces al día me reclama sus recuerdos.
A veces desconozco a mi voz, 
cuando la veo de a ratos meditando sentada, 
mientras enumera los muertos de sus deseos
o acude a mis puños repentinamente, 
esperando ver caer la llamita de algún fuego de entonces.
Así ella, a pesar de mi no. De mi rotundo No,
continúa zurciendo de miradas y letras las callecitas
para que un mañana, mi voz y tu voz
se reconozcan al verse.
Imagen: Marc Chagall   "Anochecer"